Gina y sus locas ganas de reir

Una barra de halls negro antes de dormir, una tonta película americana ó un dibujo de adult swim, un mensaje de texto pertubador, un curioso visitante en mi cuarto que zumba agudamente cerca de mis oídos y una dura pelea con los nervios de mi organismo,
Así es un noche normal en mi cuarto, mientras saco fuerzas de donde sea para recojer el control remoto que por alguna extraña razón siempre esta en el mismo lugar(de bajo de la cama con las pilas regadas) le hablo casi susurando a un ser supremo que solo existe en mi cabeza, en mi almohada y en mis medias, no tomo el vaso de leche que preparó con cariño mi hermana mayor, no lo tomo porque ya esta frío, se enfrío en el trayecto , en las escaleras cuando ella hablaba con su voz dulce a nuestra mascota.
Escuché la manija de la puerta casi en la madrugada y por mi cabeza pasó miles de escenas de terror de estupidas películas sangrientas que he visto en mi corta vida.
Cuando vi la sombra regordeta y con el aire helado que llevaba consigo, ya lo sabía, ya sabía que decía las letras impreganadas en esas hojas bond, mire por la ventana para ver si aún quedaban estrellas(era invierno) y mi mayor sorpresa fue que brillaba solo una , que sobresalía ante el oscuro cielo como si luchara para mantenerse allí.
Y fue entonces donde agarre mis anteojos, me los puse y levanté la mirada de nuevo y alli estaba , El abuelito Panchito diciendome tantas cosas con su extraña mano que llevaba 4 dedos parados y uno muerto, con su sonrisa de oreja a oreja y su riquisimo acento cantado y como no, el innolvidable "ay peldon", entre tantas caricias y palabras , rescaté las sabias miradas y tranquilas caricia en la cabeza.
Me sentí tranquila, bañada en bendición porque todo va estar mejor, porque eso era lo que representaba mi miedo absurdo muerto por constelaciones .
Y asi seguimos corriendo y corriendo.