El río de espejos, lento, tranquilo, se lleva el reflejo de nuestras mascaras que han caído… todo vuelve ha empezar, todo vuelve a nacer; hoy se creó el mundo y hoy se termina.
Acaso ¿tú te alejaste de mi, o yo me alejé de ti? En este amanecer no somos lo que fuimos; la pintura cayó de nuestros rostros, pintamos mascaras más duras, más tristes, más lejanas a nuestra esencia. Me veo y te veo en un papel pintado de los colores del pasado; esa no soy yo, y esa sonrisa ya no es tuya.
Yo no se de donde vengo, tampoco se a donde voy, pero se donde estoy; estoy lejos, demasiado lejos de nuestro Tiempo, cada palabra, cada lágrima, cada estupidez, todo, absolutamente todo abrió una brecha entre el nosotros; ahora solo queda el yo y el tú.
Yo, aquí sentada pensando en él y en ella. Alguna vez me imaginé que en las fotos se capturaba al Tiempo, pero a Cronos no se lo puede atrapar en un pedazo de papel, él muere y nace cada segundo; solo a lo inmortal se lo puede encerrar en una imagen. Un beso, una lagrima, una sonrisa, estas cosas mueren con los recuerdos, pero cuando congelamos este momento lo volvemos inmortal y Eterno. El Tiempo es una imagen móvil de la Eternidad.
Los espejos y las fotos, objetos cotidianos, pasan inadvertidos en nuestro camino diario, pero ellos encierran la verdad del Tiempo y el espacio. Talvez la historia de nuestro amor, de nuestro pasado, talvez todo lo que hicimos se acabó, murió… no, no todo murió, yo convertí ese sentimiento en algo Eterno e Infinito. Yo atrapé nuestra historia entre dos espejos y una foto.
Ya no me atrevo a mirar, ni a pensar en esta foto. Cada segundo que pasa se vuelve más fuerte, más poderosa; me da pavor recordar el universo que está atrapado y parece que va ha escapar en cualquier momento del papel que está en mis manos, de la imagen que se apoderó de mis pesadillas…
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